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Don Carlos

Bosque comestible

Hablar de bosque comestible a esta escala resulta, tal vez, algo pretencioso. Contando los canteros de las veredas, se trata en total de unos cincuenta metros cuadrados de suelo.

Si bien acomodar la cabeza y los planes de cinco hectáreas con las que iba a contar miya a la poquita tierra disponible en Don Carlos costó, decidimos tomarlo como desafío y oportunidad de hacernos algunas preguntas.

¿Se puede aplicar las técnicas de bosque comestible a una superficie tan pequeña? ¿Cuánto alimento podremos producir de esta manera? ¿Es factible crear un mini ecosistema resilente capaz de proliferar sin mantenimiento?

Suelos

A pesar de la escala podemos dividir la superficie en cuatro suelos bien distintos.

1.- Tierra negra cubierta de césped en los canteros del frente. Además de ser el suelo más rico de los disponibles, cuenta con varios tocones de árboles talados lo cual puede favorecer la instalación de microbiología de bosque.

2.- Tierra erosionada por el insistente rastrillaje de la cuadrilla municipal en la vereda del frente. Cuenta con dos eucaliptos de unos cuarenta años. El rastrillaje se debe a que las dos calles principales de la península cuentan con eucaliptos en todo su largo. Esto genera una cantidad asombrosa de hojas, semillas y flores caídas durante todo el año las cuales son recolectadas todos los días y llevadas a un predio destinado a desechos biológicos (algas, hojas secas, ramas de poda, etc.).

3.- Ripio apelmazado recientemente en la vereda lateral. Empieza a presentar algo de césped y hierbas.

4.- Tierra removida recientemente para la instalación del biodigestor para efluentes cloacales en el cantero del fondo. Aquí no parece seguro plantar nada comestible. Al otro lado de la medianera hay algunos árboles medianos, con un poco de suerte esto favorezca un contagio sano de microbiología en el suelo.

Agua

Estamos trabajando en redirigir las aguas grises a los canteros frontales y lateral. Cada uno contará con una pequeña jardinera de plantas filtro y un circuito de pequeños canales que distribuyen tanto las aguas grises como las pluviales mejorando la absorción. En cuanto a la retención, empezamos por aprovechar el recurso más abundante disponible y cubrir la totalidad del suelo con hojas y cortezas de eucalipto que se acumulan naturalmente en la zona.

Nutrientes

Son varios los recursos que podemos aprovechar para mejorar la nutrición del suelo.

La enorme cantidad de materia orgánica que generan los árboles ya presentes, la que naturalmente se irá generando por lo que vayamos plantando, los nutrientes que aportan las aguas grises, el compost que realizamos con desperdicios de cocina, fertilizante de orina y humanure provenientes del baño seco.

Restos de leña

Uno de los ingredientes clave para lograr un suelo de bosque es la madera en descomposición. La literatura al respecto recomienda el uso de pellets en la cobertura.

En nuestro caso aprovechamos dos recursos disponibles en el lugar y acordes con nuestro estilo de vida. Uno consiste en dejar sobre el suelo las ramas de eucalipto que caen por los vientos periódicamente. El otro son las astillas y restos de ramas resultantes de calefaccionarnos a leña. Ambos garantizan un agregado permanente de madera al suelo similar al que se da naturalmente en un bosque maduro.

Cobertura

Nuestra principal fuente de cobertura son las hojas y cortezas de eucalipto que naturalmente caen sobre el suelo. A esto sumamos yerba mate usada y algo de lo que iría al compost.

Especies

Todavía estamos investigando cuáles son las mejores opciones perennes para este clima, siempre con la idea de que nos proporcionen alimento, medicina u algún otro insumo.

En la zona se cultivan manzana, pera, durazno, damasco, ciruela, vid, olivo y membrillo.

Hemos visto plantas bien adaptadas luego de cierto cuidado de las heladas. Naranjos y limoneros.

También se dan bien en la zona la pasionaria, el nopal, las hierbas aromáticas, el nogal, el algarrobo y el aguaribay.

Tenemos conocimiento por relatos de pioneros y libros de flora de que en la zona había piquillín, chañar y una nicotiana comúnmente conocida como tabaco cimarrón. Tal vez por nostalgia del breve tiempo que vivimos en San Luis, reinstalar el chañar en la zona se volvió una sana obsesión.

Otra especie que nos han comentado que se da bien en la zona es la esponja vegetal y dado que es lo que utilizamos en reemplazo de las esponjas plásticas comerciales sería bien interesante contar con una.

Por ahora estamos preparando el suelo y leyendo mucho sobretodo porque el clima en verano resulta muy poco apto para sembrar.


Hecho con <3 x maleza en el tiempo libre que deja vivir con poco
Alojado en el caracolito
Licencia de Producción de Pares

Contacto: maleza [at] tilde [dot] team